Villa Abajo – Villa Arriba

El Capitán General de Tenerife, Diego de Alvarado Bracamonte, edificó esta casa entre 1624 y 1631. A partir del siglo XVIII fue habitada por varios Capitanes Generales de Canarias, por lo que se la conoce popularmente como Casa de los Capitanes.

En su interior encontramos un precioso patio rodeado de una magnífica balconada en madera de pico canario, con una pila y un nogal de más de 200 años de antigüedad.

En la actualidad, el inmueble alberga las dependencias de la Alcaldía de La Laguna, la oficina de información turística del casco histórico, las sedes de la Federación Internacional de Centros CICOP, Forum Unesco y la Fundación CICOP (Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio), así como una sala de exposiciones con acceso directo desde la calle Viana. En reconocimiento a los valores históricos y artísticos del inmueble, el Ministerio de Cultura la declara Monumento Histórico en 1981.

Es una de las primeras y más importantes vías en la historia de la ciudad, ya que une la antigua Plaza de Abajo (hoy Plaza del Adelantado) con la Plaza de Arriba (actualmente, Plaza de La Concepción).

Esta via fue utilizada para realizar carreras de caballos y «correr sortijas» en los días de fiesta; por eso fue de tierra y no fue empedrada hasta el siglo XVIII. Este es el motivo por el que los laguneros la han seguido reconociendo como «Calle de La Carrera».

Su fachada y gran parte del interior fueron totalmente variados a principios del siglo XX bajo un estilo ecléctico de inspiración historicista. De la fachada original solo queda la portada del siglo XVIII, ésta conserva los rasgos clásicos del XVIII, destacando el escudo de armas de la familia Mesa, elaborado en mármol y rematado por la corona del marqués, título que poseyó Francisco José de Mesa y Ponte, primer marqués de Torrehermosa desde 1776.El escudo lleva la inscripción “H.V.LM” (Hombre Valeroso Lope de Mesa) Capitán Lope de Mesa en Canaria.

Junto con la casa Riquel son dos buenos ejemplos de la arquitectura dieciochesca de la ciudad.

Mandada a construir por D.Antonio Riquel de Angulo (1721-1801), sufre una reforma de su fachada en 1940. El aspecto exterior de la fachada de la Casa Riquel que da a la Calle Obispo Rey Redondo (antigua Carrera) nos transporta al siglo XVIII.

En las dos plantas del edificio destaca por encima de todo la portada en cantería roja que enmarca la puerta principal y la ventana central del piso superior, rematado por un frontón de corte sinuoso. El trabajo en toba roja se distribuye también por el zócalo y los márgenes del edificio, contrastando con el color blanco de la pintura empleada. Otro aspecto interesante es el diseño decorativo de los bloques de toba que enmarcan la puerta y la ventana; en él se ha empleado el labrado de la piedra en punta de diamante, que le confiere un mayor relieve.

Sobre la ventana se sitúa el escudo familiar elaborado en mármol, que contrasta con el color rojizo del marco.

Dedicada de la patrona de Tenerife, Nuestra Señora de los Remedios, La Catedral de La Laguna es, sin duda, uno de los símbolos de la ciudad. Tiene su origen en la primitiva iglesia de Los Remedios, del siglo XVI, que a partir del siglo XVIII sufrirá numerosas reformas y ampliaciones con la intención de convertirla en sede catedralicia. En la década de 1730 arrancan las obras que, hacia mediados de siglo, concluirán con un templo ampliado a cinco naves y provisto de cúpula sobre el crucero, además de una nave más amplia, con nuevo presbiterio. A comienzos del XIX, ya inmersos en el proyecto de la Catedral, se reedificó su fachada, de estilo neoclásico, inspirada en la catedral de Pamplona. En su interior destaca parte del conjunto del retablo de Mazuelos, el púlpito de mármol italiano de Carrara y obras excepcionales de Luján Pérez, Cristóbal Hernández de Quintana y Fernando Estévez.

A finales del siglo XIX el templo se declara ruinoso, reedificándose en el siglo XX y declarándose catedral en 1819, cuando se instala en La Laguna la nueva Diócesis Nivariense.

La Catedral fue declarada Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento, en 1983.

En su entorno se edificó la segunda iglesia o ermita de la ciudad, la de Santa María de la Expectación, y más tarde cambiada a iglesia parroquia

En 1515, el Cabildo y adelantado Fernández de Lugo decidieron promover la erección de una iglesa y una plaza en la Villa de Abajo, bajo la advocación de Nuestra Señora de Los Remedios.

Ya con la creación de la Catedral de La Laguna, en 1819, pasa a conocerse como Plaza de La Catedral que, hoy día, es una de las más concurridas de la ciudad, escenario de diferentes actos tanto religiosos como lúdicos, en gran parte por su situación céntrica.

Fue edificada en la segunda mitad del siglo XVII y erigida por el matrimonio de Juan Manuel Delgado, (fallecido en 1706), y Ana María Correa, pasando posteriormente a propiedad de los Ròo y Montemayor,(1741-1815) pasando finalmente a manos de la familia Ossuna, establecida en La Laguna desde mediados del siglo XVIII. Tras la muerte sin descendencia del último miembro de la familia, D. Manuel de Ossuna y Benítez de Lugo, fue legada en su testamento a la ciudad de La Laguna, que rehabilitó el inmueble para destinarlo como Casa Museo y Archivo tal y como fue la voluntad del propietario. La administración de la Casa está a cargo del  Patronato de Ossuna.

Promovido por el filántropo lagunero Antonio Leal, se inauguró en 1915 según los planos realizados por el arquitecto Antonio Pintor y Ocete en 1912, con una fachada de caracter ecléctico, la decoración interior estuvo firmada por Lopez Ruiz y otros artistas de reconocida fama en el ámbito artístico y cultural de la época entre los que destaca Manuel Verdugo. Este teatro vendría a sustituir al antiguo teatro Viana que ya en esa época quedaba insuficiente.

Para su construcción se usaron materiales novedosos como el acero estructural y el hormigón armado, que se utilizarían masivamente en las naves de la catedral pocos años después.

Construida en 1736 por Don Cesáreo de la Torre y Ceballos, Capitán del Regimiento de Güimar, miembro de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife y nieto de Don Juan de la Torre, regidor de Tenerife. Se trata de un hermoso edificio de 3 plantas que fue residencia del Obispo de Tenerife, Don Luis Folgueras y después, Colegio Mayor del Instituto de Canarias.

En 1885, el inglés, Don Benjamín A Renshaw, tuvo la feliz idea de abrir un hotel para albergar, primordialmente, a los enfermos anglosajones que venían a sanar sus dolencias a La Laguna por “su clima privilegiado”. El Gran Hotel Aguere Continental, que así se denominó al principio, comenzó a consolidarse como uno de los lugares más emblemáticos de La Laguna donde los huéspedes, la mayoría Catedráticos de la Universidad y del Instituto, organizaban animadas tertulias.

Fue la primera plaza de la ciudad, y posiblemente de Tenerife. Concebida como plaza mayor, en torno a ella surgió el núcleo primegenio de la ciudad (Villa de Arriba), siendo el marco de celebración de acontecimientos destacados y lugar de abasto público de agua. A día de hoy, esta plaza sigue siendo uno de los espacios urbanos más relevantes de La Laguna.

Esta iglesia fue la primera que se construyó en Tenerife (1497) y la matriz de la que salieron todas las demás. Su creación coincidió con la fundación de la ciudad, es decir, con el establecimiento de las instituciones municipales y de la organización administrativa a raíz de la terminación de la conquista de la isla.

Todo el monumento nace inmerso en el mudejarismo de la arquitectura peninsular de esa época, que arraiga fuertemente en las islas y perdura hasta constituirse en una forma arquitectónica peculiar como se muestra en todos sus artesonados de madera.

El elemento más llamativo de la iglesia es su torre de 28 metros de altura que, además, alberga la campana más grande de Canarias.

Se ubica en el costado oeste de la Iglesia de La Concepción, entre las calles Herradores y Marqués de Celada. En el pasado, la plaza constituía el nodo de conexión entre el camino de Santa Cruz, cuya prolongación urbana era la calle Herradores, y los caminos que conducían a Tacoronte y Valle de la Orotava, tornándose en uno de los enclaves más transitados de la ciudad y lugar de parada y fonda obligatorio del trayecto. En la época de los carruajes se convirtió en la plaza de la estación y, en 1901, con motivo de la instalación de la línea de tranvía, aquí se situó la parada más importante.

La calle de San Agustín fue asiento de mercaderes de productos agrarios y se caracteriza por la cantidad de “casas-granero” existentes a su largo. También las “casas altas” o “casas sobradas” y las “casas armeras” tienen en la calle de San Agustín una amplia representación.

Con el tiempo, sobre todo a partir del siglo XIX, la calle de San Agustín sustituye su función mercantil por la de carácter administrativo, y mantiene la residencial.

Agustinos y franciscanos fueron las órdenes religiosas que acompañaron al adelantado Fernández de Lugo en la conquista de Tenerife; de ahí la temprana fundación de sus respectivos conventos. En 1506, el adelantado donó a los frailes agustinos el solar donde habían de edificar su convento e iglesia. Las obras comenzaron ese mismo año y terminaron en 1548. En 1765 se demolió el viejo templo para reconstruirlo. La obra concluyó en 1784.

La Desamortización de 1836 tuvo como consecuencia la exclaustración de los frailes. Apenas una década después, el convento pasó a ser la sede del Instituto de Segunda Enseñanza de Canarias (hoy I.E.S. Canarias Cabrera Pinto).

Fueron creados en 1514 y han sufrido numerosas intervenciones a lo largo de los siglos. La última rehabilitación se llevó a cabo en 2002, transformando el edificio en la nueva Biblioteca Municipal, que lleva el nombre de Adrián Alemán de Armas.

Esta casa-palacio, sede del obispado de Tenerife desde finales del siglo XIX, constituye uno de los ejemplos más sobresalientes de la arquitectura canaria renacentista.

La conocida como Casa de Los Jesuitas, actual sede de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, fue construida por la Compañía de Jesús en 1733. En 1792 comienza a acoger usos docentes y en 1817 se instala la recién fundada Universidad de San Fernando, simultaneando usos hasta el traslado de ésta al edificio del Campus Central.

Esta casa-palacio, construida a finales del siglo XVI, es la actual sede del Museo de Historia y Antropología de Tenerife, albergando en varias salas temáticas el devenir histórico desde la conquista hasta la actualidad.

Esta casa fue construida en 1746 por el Sargento Mayor Francisco Montañés Machado y mezcla todos los estilos procedentes de Europa. Su patio de estilo andaluz se fusiona con la distribución de las casas señoriales castellanas ventanas inglesas y la madera de los balcones italianos. El edificio se distribuye en tres plantas: La primera era utilizada como almacén y albergaba las viviendas de los criados, la segunda planta era la vivienda de los señores de la casa y la tercera se utilizaba como alhóndiga para evitar utilizar la comunal.

En ella destaca su zaguán que servía para que entraran las carretas a descargar teniendo un gran patio el cual termina en otra puerta por la cual salían las carretas. Como deferencia a los trabajadores de los carros que las transportaban, junto a la entrada hay unos urinarios públicos de piedra. En la actualidad este edificio es la sede del Consejo Consultivo del Gobierno de Canarias.

En esta casa estuvo instalada, a principios del siglo XX, la escuela Normal de maestros y posteriormente sirvió de sede de la Escuela de Aparejadores y peritos Agrícolas hasta los años cincuenta, en que se trasladó a la que fue casa de la familia Román, en la calle San Agustín. En la actualidad es de uso residencial.

Francisco Linares construyó esta casa. La adquirió en julio de 1744 por compra a Francisco Cabrera, que la había heredado del presbítero Sebastián López de Vera. Lindaba por arriba la casa Costero, (luego Montañez) y por la calle Viana, la de Miguel Jerónimo Interian, antes de Juan de Ayala. Según se desprende de una petición de Francisco Montañez, en mayo de 1746, para levantar su casa una vara más alta que la de Linares, esta casa aún no tenía su fachada levantada tal y como se ve hoy, ya que el tejado de ambas viviendas está al mismo nivel. Por ello se piensa que se edificaría en los años siguientes, aproximadamente hacia 1750.

Es una de las calles más antiguas de La Laguna y ha tenido varios nombres a lo largo de la historia: Calle Principal, Calle que va a San Francisco, Calle Guerra, Calle de las Canales de Agua, o simplemente Calle del Agua, por discurrir por ella las canales que traían el agua desde los montes vecinos para el consumo público hasta la Plaza del Adelantado, donde existía una pila para el aprovisionamiento público. La denominación actual se le puso en honor al VI Marqués de Villanueva del Prado Alonso de Nava Grimón (1756-1832), cuya casa palacio abre la calle. 

El edificio se comenzó a construir a finales del siglo XVI (1585) por Tomás Grimón y Vergara regidor de Tenerife. La portada principal enmarcada entre dobles columnas ubica en el centro del dintel el escudo familiar de los Grimones. La fachada se concluyó hacia 1591 y acababa en la línea de gárgolas, aunque fue reparada posteriormente en el siglo XVII, ya que Claudio Grimón en 1617 reforma por completo la casa encargando dicha reforma al maestro Manuel Penedo. En 1688 Tomás de Nava y Grimón, primer Marqués de Villanueva del Pardo realiza nuevas reformas que suponen el remate central y de los extremos de la fachada.

El aspecto actual de la fachada data de 1776, año en que Tomás de Nava Grimón y Porlier (quinto Marqués de Villanueva del Prado) encarga una nueva reforma donde se añaden a la fachada motivos ornamentales neoclásicos y se decora con cantería azul, reformandose las ventanas del segundo piso, a los que se colocan frontones triangulares, y se añaden la balaustrada superior y las esquinas en cantería amohadillada.

Este convento fue fundado en el año 1611 para la orden dominica en los solares donados por la familia Cabrejas a la congregación a comienzos del siglo XVII; donde según la tradición histórica, se hallaban las antiguas casas del Adelantado, Alonso Fernández de Lugo. En su construcción se aprecia la influencia mudéjar en los miradores de madera tallada o el tejado revestido de teja árabe. Su iglesia, a la que se accede por la plaza del Adelantado, cuenta con una fachada rematada en espadaña. Tiene una sola nave y coros alto y bajo. Alberga, además, un importantísimo patrimonio artístico: Entre ellos se encuentran tres retablos barrocos de madera tallada, varios óleos e imágenes religiosas. El altar mayor está presidido por la Virgen del Rosario, acompañada de la imagen de Santo Domingo de Guzmán y Santa Catalina vestida con el hábito del convento. En este edificio se conserva el Arca Sepulcral de Sor María de Jesús, conocida como La Siervita de Dios, cuyo cuerpo yace incorrupto en un sarcófago y que puede visitarse cada año en el aniversario de su muerte. Existe en torno a este convento una famosa leyenda del pirata Amaro Pargo y la siervita Sor Mª Jesús, ambos son dos personajes muy interesantes de la historia de La Laguna.

Desde el punto de vista histórico, la Plaza del Adelantado es el espacio central (plaza mayor) en torno al cual va a quedar definida la “Villa Nueva” o “Villa de Abajo”, centro político, social, cultural y económico de la ciudad.

Creada a mediados del siglo XV con estilo renacentista, toma su nombre de “el adelantado” Alonso Fernández de Lugo. Ya en el siglo XIX, en el centro de la misma se instaló una gran fuente de mármol que fue realizada en Francia (1869).

La construcción se realiza hacia 1506 por voluntad del adelantado Alonso Fernández de Lugo, y puesta bajo la advocación del arcángel San Miguel, al que éste tenía particular devoción, en agradecimiento por la victoria conseguida contra los Guanches.

En los años 70 del siglo XX, la fábrica fue restaurada como sala de exposiciones y espacio de usos múltiples, función que mantiene en la actualidad. En 1986 fue declarada bien de interés cultural (BIC) con la categoría de monumento.

La casa perteneció a los Marqueses de Celada desde finales del siglo XIX y en la actualidad es el Hotel Laguna Nivaria.
La casa ha sido reedificada por completo, respetándose tan sólo el cuerpo principal de la fachada de tres plantas con entresuelo. Era una gran casa urbana de tipo comercial con amplio patio, gabinete, semisótano y dos plantas superiores, ordenadas de forma simétrica en cinco paños verticales. En la fachada destacan la portada y ventanas centrales enmarcadas en cantería y esquinas de piedra, conservando sólo en su interior la escalera de piedra de dos tramos que aparece a la derecha de la entrada.

El nombre de la casa responde a que en ella nació el Apostol de Brasil, el jesuita Padre José de Anchieta, como recuerda una placa de mármol en su fachada. La casa principalmente del siglo XVII, se construyó sobre otra de principio del XVI, que se supone fue propiedad del Bachiller Nuño Pérez. A su muerte, su viuda Mencia Díaz de Clavijo, casó en segundas nupcias con el capitán y escribano público de Tenerife Juan de Anchieta, padres del Beato. Más tarde la casa fue propiedad de Diego Benítez de Anchieta (1563-1636), autor del edificio del siglo XVII, que se conserva en la fachada lateral. Posteriormente en el siglo XIX en 1905 se remodeló la fachada principal. Esta casa fue residencia del poeta Manuel Verdugo (1877-1958), y posteriormente a partir de 1962 se ubica en ella el Colegio Mayor Femenino “Virgen de la Candelaria”. 

Los orígenes de esta fundación se remontan a 1522, cuando el adelantado Fernández de Lugo cedió a la comunidad dominica dos parcelas para la construcción de una iglesia y un convento dominico.

Tras la desamortización, el convento, separado del templo, permaneció en manos de la Iglesia, si bien conoció varias décadas de abandono convirtiéndose sucesivamente en cuartel, cárcel eclesiástica y en albergue para menesterosos. En 1877 acogió el Seminario Diocesano.

El edificio fue levantado en el siglo XVIII, respondiendo su fachada a las tendencias estilísticas que se desarrollan en el tránsito del siglo XIX al XX y que tratan de revitalizar momentos artísticos de finales del medievo en donde el uso de motivos góticos y renacentistas era muy común. 

La fachada muestra un fondo de color sobre el que se sitúan las decoraciones hechas en resaltes de mortero alrededor de huecos y en el antepecho de la cubierta. Los motivos utilizados son de signo historicista con motivos propios del gótico tardío, tales como arcos conopiales y tracerías
Este edificio albergó el Colegio de las Madres Dominicas desde que el arquitecto Mariano Estanga lo construyó en 1912, actualmente forma parte de las dependencias municipales.

Construido en 1511 para albergar el Cabildo de la isla, ha sufrido diversas modificaciones. Fachada de gusto neoclásico, revestida completamente con aplacado de cantería azul. Las dos plantas siguen un ritmo ordenado de cinco arquerías en planta baja y cinco grandes ventanales acristalados para el Salón de Sesiones de la planta alta, reformado por Manuel de Oraá en 1.888. En la fachada destaca el frontis rematado por un ático con el escudo de mármol de la ciudad y una placa en la que dice Reinando don Fernando VII, MDCCCXXIV. En su interior se conserva el estandarte que llevaba Fernández de Lugo al llegar a Tenerife.

La Casa del Corregidor fue construida entre a mediados del siglo XVI y sirvió tradicionalmente como sede y casa del Gobernador Civil. Se trata de un edificio con fachada a dos calles, cada uno de estilo diferente. Hacia la calle Obispo Rey Redondo, con una impronta tradicional y marcado carácter renacentista, es conocida como Casa del Corregidor; mientras que hacia la calle Consistorio refleja un estilo neoclásico propio de la primera mitad del siglo XIX, producto de la reforma sobre la primitiva fachada del antiguo Cabildo. Esta última fachada pertenece a la sede principal del Ayuntamiento de La Laguna.

Construido a principios del siglo XVIII, este edificio recibe su nombre por ocupar el solar de la antigua alhóndiga, edificio público destinado a la compra-venta de trigo y otras mercancías, que era administrado por el Consistorio de la Isla. Posteriormente funcionó como cárcel de prisioneros franceses y más adelante como cuartel de la Guardia Civil.